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Nos encanto todo. Era exactamente lo que necesitabamos en el fin de semana en cuenca. Mucha tranquilidad, una casa rural con mucho encanto y una cena inmejorable con productos de la zona. No nos dimos cuenta de que no habia televisión porque no intente verla. No me explico que haya gente que se escape de fin de semana a una casa rural perdida en un pueblo de cuenca para ver la TV de plasma por la noche. La descripción del hotel es exactamente lo que te encuentras: mucha tranquilidad, trato familiar y decorado al detalle. Si lo que quieres es ver la tele mejor no vayas a este hotel. Un beso de parte de las chicas de Cabo de Gata. Esperamos volver pronto
nos gustó todo Buscábamos un sitio con encanto para alojarnos ,era nuestro aniversario y queríamos algo muy romántico, vimos en Internet la quinta de Malú y en fotos nos pareció un sitio encantador pero al llegar el lugar ganaba en belleza en singularidad y en encanto, se trata de una casa rural del siglo 17 completamente diferente a todo lo que habíamos visto hasta ahora ,funciona igual que un hotel pero realmente tiene la esencia de las casas castellanas de antaño, la bodega con su cueva visigoda nos enamoro desde el primer momento, es el lugar ideal para disfrutar de una cena romántica entre vigas de madera y piedras centenarias,. los platos gourmet son exquisitos y los elaboran con productos de la tierra como la trufa o los ibéricos, las habitaciones son preciosas las suites tienen cama con dosel y zona de estar ,tuvimos la posibilidad de ver una doble nos pudo la curiosidad y asomamos la nariz y nos pareció también preciosa ,en definitiva un sitio encantador ideal para una escapada romántica inolvidable, apunto que Cuenca queda a un paso y que la casa rural se encuentra en un pueblo romano llamado Valeria protegido por patrimonio qué es una auténtica maravilla.
Originalidad, desconectar, tranquilidad y buenos alimentos. Nos invitó mi hermana por nuestro aniversario. Al principio fuimos un tanto reticentes porque un pueblo tan pequeño, apartado... pero al llegar, empezamos a descubrir que La Quinta de Malu encierra un mundo diferente. La decoración es como si te llevara a otro lugar. La cena fue maravillosa, con la chimenea y los platos de Javier ( nuestro favorito el asado al chocolate y los crepes ). Pero el pueblo es una maravilla que, estando escondida, está a un paso de Cuenca. Hasta el bar de la plaza nos sorprendió. Disfrutamos como nunca. Si se trata de buscar una escapada para romper con la rutina, desde luego es todo un acierto.
Desde luego, no es un hotel, es una CASA RURAL con mayúsculas. Está en un pueblo pequeñito pero con encanto, y a un paso de Cuenca y de Alarcón. La casa es muy original, porque por fuera parece la típica casona de pueblo, pero al entrar está todo decorado de una forma inimaginable. Las habitaciones son cómodas y sencillas. Pero el comedor es como viajar a otra dimensión. Combina objetos y gastronomía tradicionales con decoración surrealista y luces, chimenea... es para ir y verlo. Los dueños muy atentos, la cena fenomenal y , lo más importante, mi chica encantada por la escapada.
Casa Rural Diferente. La verdad que he pasado una noche en la Quinta de Malu, y la habitacion ha sido diferente a todas las que he estado nunca, a mi me gusta por lo antiguo de la misma pero a mi esposa no tanto, en fin una experiencia mas, que yo personalmente recomendaria. Viajamos muchisimo, las personas que regentan la casa muy atentas y simpaticas. La casa en si.
Lo esperado. Trato correcto y agradable, sin sorpresas. Tan solo un pequeño problema ante la imposibilidad de pago con tarjeta, pero sin más trascendencia.
Nos encantó todo. Después del durísimo confinamiento teníamos muchas ganas de salir de Madrid en la primera salida decidimos buscar alojamiento en un pequeño pueblecito de la provincia de Cuenca Valeria, cuando llegamos a la Quinta de Malu nos encantó. La casa es preciosa, es del siglo 17 y la decoración es impresionante, las habitaciones sin súper románticas, el trato excelente, se come de maravilla, está limpiada y Valeria es una pasada al lado de cuenca. Que más se puede pedir??? Volveremos
Bien situada tanto para ver Cuenca ciudad como para recorrer la provincia. La decoración muy sorprendente y cuidada. La cena exquisita, calidad y cantidad. A destacar la torta de gazpacho pastor y la tarta de galleta al café. La habitación cómoda, limpia y agradable. La casa en general, como casa rural, de las más originales que he visto hasta la fecha. Malu y Javier muy atentos y dispuestos, la verdad que gracias a ellos hemos exprimido la estancia a tope. En resumen, las tres "Bes" bien merecidas. Bueno, bonito y barato.
No hay ruidos de nada, ausencia de vehículos. Solo se se escuchan los pájaros. Pero todo es naturaleza viva.
Desayuno abundante y la cordialidad de Malú y Javier.
VALERIA
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