``El guía del Hermitage´´ con Federico Luppi, de Herbert Morote

Hay que meterse en la obra. A mi me encató pero a un amigo le pareció lenta. A mi la pintura me gusta mucho y solo el escuchar descripciones de cuadros ya me parece estupendo. Creo que merece la pena ir a verla pero te tienes que volcar en entrar dentro del juego que propone el guía del Hermitage. Al que le guste escuchar a un guía en una pinacoteca, al que sepa dejarse llevar por la trama y tenga imaginación... no se la debe perder.

El problema fue el siguiente: 1) Reserve todo bien pero,cuando fui a imprimir, mi impresora no imprimia de ninguna de las maneras. 3) No pude llevar nada impreso. ¡Me desesperaba!. 4) Busque telefono teatro Bellas Artes y solo leyenda recordando horarios. Les deje mensaje varias veces. ¡Nadie llamo!, claro... 5) Tuvo que venir mi hija, del otro lado de madrid, con otra impresora y sacar el resguardo 6) Mucho mas caro el collar que el perro... 7) Mi impresorora mal pero ¿Que alternativas?.

La obra me encantó, la historia es emocionante y mágica, aunque de una idea tan bella podría haberse conseguido mucho más. Empieza un poco lenta pero te va atrapando según va avanzando hacia el final -lo mejor de la obra- donde vislumbras quién es el auténtico protagonista. Una pena haberles quitado el acento argentino, hubiese sido una delicia escucharlo. Manu Callau impresionante. Los asientos de Atrápalo un poco atrás.

Queremos felicitar a los dos actores y la actriz por su trabajo en la obra. Nos ha encantado, nos ha hecho reflexionar sin olvidar el humor, tan importante en la vida... Lástima de las butacas que nos tocaron en el teatro (el Bellas Artes), en la fila 19 de patio, que definitivamente no deberían ser vendida: ¡no se ve nada! Gracias una vez más a Atrápalo por ponernos fácil el teatro a los que de otra forma no podríamos ir.

La obra me gustó mucho, buenos actores y buena puesta en escena. Lo que cada vez me gusta menos es la asignación de butacas en las entradas de atrápalo, el descuento es cada vez más bajo y las butacas que asignan son peores. Atrás del todo. ¿Podríamos al menos elegir entre las que se les asigne a atrápalo, según llegamos a recoger las entradas? Ya que el pago lo hemos hecho de forma anticipada, deberíamos poder elegir.

Es un privilegio disfrutar de esta obra, muy recomendable. la actuación de todos los actores muy buena, emocionan mucho y logran transmitir que a pesar de las circunstancias adversas, no te pueden quitar la capacidad de apreciar la belleza y refugiarte en ella y los buenos recuerdos para sobrevivir. en lo referente a la reserva con atrápalo, todo muy bien, ya tenía las entradas asignadas en el momento de recogerlas. gracias!.

Es la segunda vez que cogemos entradas con Atrapalo, y (casualidades de la vida) era para el mismo teatro. Las entradas fueron de patio de butacas, que no especificaba la reserva, aunque un poco ladeadas. Lo malo es que nos tocó un chico alto delante, pero eso es imprevisible... La obra estuvo bastante bien, incluso se me hizo corta. Aunque Federico Luppi es el máximo atractivo, los otros dos actores estuvieron a la altura.

El mensaje de la obra es muy interesante y se deja ver con claridad. No ha estado mal, pero fundamentalmente por la intervención de Luppi. No puedo imaginar otro actor en su papel, se hubiera hecho pesada toda la exposición descriptiva que su personaje hace.La sensación general un poco insípida, pero repito, ver a Luppi merce la pena siempre!La gestión con Atrápalo comodísima, como siempre.

La calidad del texto y de las interpretaciones (sobre todo las masculinas, y aunque Luppi hiciera de Luppi) se elevo sobre el calor excesivo en el primer anfiteatro y el reducido espacio de las butacas. El montaje en general muy bien aunque habría preferido que no se proyectaran los cuadros o evocaciones de los mismos durante las descripciones, la palabra debía ser y era suficiente.

Excelente la interpretación, mejor que el texto que, eso sí, tiene sus virtudes. Diálogos muy fluidos y perfecta química entre los tres actores en escena. Muy bien la iluminación y los decorados, que parecen introducirnos en un cuadro dentro del que, a su vez, hay otro: la pantalla donde se proyectan imágenes de las dos pinturas que describe con deleite Pavel, el viejo guía del museo al que da vida Federico Luppi.