Rancagua es auténtica Zona Huasa, con profunda identidad criolla, hermosos paisajes, valioso patrimonio histórico, y amor por las tradiciones del campo chileno.
A pesar de que está a escasos 87 kilómetros al sur de Santiago, en Rancagua se respira un aire distinto, puro y relajado. Un lugar donde las construcciones coloniales permanecen intactas y donde los vestigios de la guerra de los patriotas con los realistas se encuentran a cada paso. Orgullo bélico, cobre, vinos, patrimonio arquitectónico, huasos, fe católica y campo chileno, son algunos de los conceptos que mejor definen este destino.
En el centro de la ciudad encontrarás la Plaza de los Héroes, la Casa de la Cultura, la Calle del Estado, el Museo Regional y la Casa del Pilar nos permiten apreciar un poco de la gloria del pasado. En torno a la plaza está la Gobernación Regional, la Gobernación Provincial y la Municipalidad local, así que desde este lugar se dirige y administra la ciudad.
La Iglesia Catedral de Rancagua es fabulosa, enorme, donde se mezcla la artesanía criolla con el arte sacro. Maravillosos pisos de madera se enlazan con fastuosos vitrales de colores. Se nota el fervor religioso en esta ciudad. Un poco más allá también encontrarás la Iglesia de la Merced, la más antigua de la ciudad que fuera punto clave en la batalla conocida como el Desastre de Rancagua junto a la Iglesia de San Francisco.
Uno de los principales eventos de esta ciudad es el Campeonato Nacional de Rodeo y la Fiesta Huasa que tiene lugar en la Media Luna de Rancagua, donde durante tres días, todos los amantes de las tradiciones del campo y el rodeo se unen para disfrutar de este polémico deporte que genera pasiones tanto de adeptos como de contrarios. En torno a esta fiesta también se generan mucho comercio de artesanías criollas como chupallas, trompos de madera y los célebres chamantos que son confeccionadas en esta región.
Otro importante evento en el calendario turístico de la zona es la Fiesta Octobrina que conmemora la Batalla de Rancagua y la fundación de la ciudad durante el mes de octubre. Además el Encuentro Internacional Criollo en el mes de noviembre es otro imperdible en la zona.
Los chamantos que mencionábamos anteriormente son uno de los productos icónicos de este lugar. Su finísimo tejido, sus diseños tradicionales y elegantes son obra de cientos de mujeres que con mucha paciencia van hilando los excelentísimos hilos que los componen, un trabajo que puede tomar hasta meses, es por esto que son tan apreciados y valorados, no te sorprenda su precio; un solo chamanto puede llegar a costar más de un millón de pesos chilenos. Y la gente los paga feliz.
A pocos kilómetros de Rancagua, siguiendo la Carretera del Cobre hacia la cordillera, en la localidad de Machalí encontrarás con la ciudad minera de Sewell famosa por sus intrincadas escaleras. Su belleza, encanto y valor patrimonial le valieron el título de Patrimonio de la Humanidad en 1996, no dejes de realizar una excursión por aquí.
Mucho menos célebre pero igual de encantador es el pueblito de Coya, un asentamiento minero propiedad de la Braden Cooper Company, ubicado algunos kilómetros más hacia el interior, que se conserva hasta nuestros días, con el aspecto tradicional de las casa americanas de principios de siglo XX.
Para llegar a Rancagua puedes hacerlo desde Santiago tomando la Ruta 5 sur, conocida como Panamericana.
El clima de la ciudad es mediterráneo, con veranos sumamente calurosos y secos e inviernos lluviosos, suaves y húmedos.
