Gran Hotel Peñiscola
Peñíscola
11/07/2019
"Experiencia agridulce."
He de ser justo y decir que el hotel en términos generales está bien. Es un hotel relativamente nuevo con gran parte de las habitaciones reformadas hace sólo un par de años y con una animación inmejorable (destacar el trabajo de una chica llamada Marta cuya actitud te contagiaba de su alegría porque se la notaba que disfrutaba con su trabajo). Está a pocos metros de la playa (aunque bastante retirado del centro de Peñíscola) y tiene un Spa con unos buenos precios (una hora al día durante los 7 días de la semana valía sólo 15€ euros por persona). Hay una pequeña nevera en la habitación que no enfriaba mucho pero que era de agradecer, la limpieza es correcta, el personal es atento y en general, hay una buena relación calidad y precio. Pero, desde mi experiencia personal, tiene un pero bastante grande: la comida. Soy consciente de que la calidad de este tipo de buffets no es la mejor pero no hasta el punto de que uno baje con cierto asco a la hora de las comidas y las cenas, porque he estado en hoteles mucho más viejos y con menos estrellas y he comido mucho mejor y sobre todo, con ganas. Cualquier cosa que estuviese cocinado era lamentable (de 14 comidas/cenas que hicimos en una semana, sólo recuerdo haber comido con gusto en dos o tres de ellas), la carne estaba seca y dura de partir, era pura comida de hospital. De poco valían los títulos pedantes que tenían los platos si uno acababa echando de menos un simple pollo asado sin más pretensiones, comidas genéricas que tampoco eran fáciles de encontrar y en caso de haberlas, a saber en qué estado te las podías comer. Valga como ejemplo de lo que digo, que algo tan cotizado en las cartas de un restaurante como una paletilla de cordero o un codillo asado, pasabas por las bandejas donde se servían y estas estaban llenas, porque yo creo que la gente ya estaba escarmentada de otros días y se imaginaban la decepción que se iban a llevar si decidían servirse un plato. En mi caso, solía ir a por cosas como tomate, lechuga, aceitunas, etc., y montarme por mi cuenta una ensalada con ingredientes en bruto y que sabía que no habían sido echados a perder por esos infames cocineros. Por el mismo motivo, lo mejor del día eran los desayunos. Así que lo dicho, pura comida de hospital en donde unas patatas fritas era lo más sensato si buscabas un valor seguro. Tampoco ayudaba el que tuvieran una especie de chef en mitad del salón cocinando cosas a la plancha. Sé que hay gente que valora el ver como cocinan lo que luego se van a comer y además garantiza que prácticamente va del fuego al plato, sin esperas, pero esto provocaba que absolutamente todos los días hubiese un omnipresente olor a pescado y a marisco en todo el salón. Otro aspecto negativo fue la masificación que había ya en la última semana de junio lo que hacía que la zona de la piscina pareciera la página de un libro de buscar a Wally. Me sabe mal decir esto porque el hotel tiene muchísimos más aspectos positivos que negativos pero lo lamentable de su comida hace que se me quedase una sensación agridulce en mis vacaciones y por ese motivo, yo no lo recomendaría.
Positivo: Hotel a pie de playa, precio, animación y habitación.
Negativo: Comida horrorosa.