Desde adentrocuenta la historia de una familia en periodo de confinamiento que comparte un primer piso de una casa con poca filtración de luz y aire. Dentro de estas paredes el día y la noche son iguales de sórdidos y la oscuridad de las relaciones entre sus miembros ennegrece más el ambiente.
Esta crisis sanitaria que en realidad es también familiar, llega acompasada con el desconocimiento de cuanto durara el encierro y la prolongación de mismo; mostrando las intensas y complejas relaciones de sus disímiles miembros y del avinagrado de sus diálogos, que deja manifiesto la imposibilidad de permanecer juntos y de soportarse por mucho tiempo. Durante el encierro se van cayendo las capas, y cada tanto la crueldad se toma la escena, manifestando lo que llevan dentro y las luchas con sus opuestos, intensificadas por las largas jornadas en un mismo espacio. No obstante, las derrotas de estas luchas no llevan un ganador, todos pierden sus velos y sus fingimientos, y es cuando al final empiezan a mostrarse tal cual son, en su mejor o peor versión, y esto incluye sus resentimientos y sus dolores perpetuos. De esta trama se desprende un coro paralelo llamado ?El coro de indiferentes?, que habla a modo de alter ego de los personajes. Es así como, mientras se va desarrollando la historia empieza a entrar la luz, parapetada en lo que podríamos llamar supervivencia por conservar un lugar en esa cueva; esa lucha inicial que es necesaria para ir evolucionando en el hilo argumental, que conduce al entendimiento y resolución de conflictos que dejaría entrar en la casa la luz que enciende a los humanos: La ilusión por vivir sus sueños y sus anhelos.
Todos, Desde adentro, intentarán rehacer la casa mediante acciones con la que todos lograrán por un instante traspasar las paredes y perforar los muros, aunque tengan que seguir encerrados.